Se elige un material que mantiene la idea de masividad. El ladrillo, una arcilla cocida, se usa para construir los muros de cerramiento. Pese a no tener asociada función estructural, se construyó como muro de carga de un pie; ya que solo desde esta másica y grávida construcción se podían resolver bien los problemas de revestimiento del frente del forjado, e incorporación de la suficiente inercia térmica para soportar el caluroso clima de la zona.